martes, 7 de febrero de 2023

Camino de la Cólquide. (1-2/4)


Camino de la Cólquide. 

1/4. ¿Qué hay en la Cólquide?    

 La primera noticia de la relación de un elemento mitológico con la alquimia (seguimos a J. Rodríguez, Algunos datos desconocidos sobre las relaciones entre alquimia y mitología, en Azogue, 5. 2007), fue la del vellocino de oro, expuesta en una obra griega anónima, hacia el siglo VI-VII, de contenido paradoxográfico, de título genérico Perì apíston (De incredibilibus) cuya primera edición fue hecha por A. Westermann, Mythographoi (1843), divulgada por el léxico atribuido a Suidas. redactado hacia el siglo X.

  Damos a ccontinuación una trascripción del texto griego y una traducción al inglés (el art. citado de J. Rodríguez tiene una traducción española) tomada del website Open Greek and Latin. Perseus Digital Library. Scaife Viewer

   The golden fleece. It is a poetic fabrication that the object guarded in Colchis was a truly golden fleece; it was a book written on leather containing instructions on how to produce gold through alchemy. And so, in all likelihood, the men of that time called it ‘golden’ because of the alchemical power it possessed. (Ref: Anonymi Paradoxographi. Rationalizing Myth in Antiquity, Hawes, Greta, author and translator. Oxford: Oxford University Press, 2014)

  Περὶ τοῦ χρυσοῦ δέρους. Ὅτι τὸ ἐν Κόλχοις φυλασσόμενον οὐκ ἦν δέρας ἀληθῶς χρυσοῦν (τοῦτο γὰρ ποιητικευόμενόν ἐστιν), ἀλλὰ βιβλίον ἐν δέρμασι γεγραμμένον περιέχον ὅπως δεῖ γίνεσθαι διὰ χειμείας χρυσόν. εἰκότως οὖν οἱ τότε χρυσοῦν ὠνόμαζον αὐτὸ διὰ τὴν ἐξ αὐτοῦ ἐνέργειαν.

   Según J. Rodríguez (ibid): «Es importante hacer notar que no estamos ante una interpretación alquímica al estilo de los ya citados Michael Maier, Dom Pernety, etc., sino ante un intento de racionalizar un mito».

  Ciertamente, limitados al contexto de donde está tomada la noticia, dado que no es alquímico, la observación es ajustada. Pero esta obra y las otras que la contienen son colecciones de datos de diferentes procedencias. ¿Quién tuvo la idea de considerar el vellocino como una receta de alquimia? O enfocado de otra manera: ¿Cuántos lectores de estas obras hacia el siglo VII tenían un conocimiento de lo que era la χειμεία?

  El punto no es trivial, ya que tanto la  alquimización de elementos no alquímicos como la racionalización de elementos alquímicos es muy frecuente. Supongamos que el origen de la noticia fuera una obra alquímica bizantina: ¿Se podría considerar una alquimización?  No en el sentido de dar a un elemento extra alquímico un valor alquímico como una sustancia u operación. Considerar que Jasón se llevó de Cólquide una receta es muy diferente que se llevara la piedra filosofal. No obstante, cuando Fulcanelli (le daremos protagonismo en este articulito) asegura que el Quijote y el Diablo predicador son obras alquímicas: ¿Puede considerarse que es una forma de alquimización o no? ¿Quizas cuestión de definir los términos con precisión?  ¿O cuestion de que alguien dé el paso y haga interpretaciones alquímicas (que, dicho como desahogo, suelen denotar un desconocimiento extremo de ella) de algunos pasajes del Quijote?

   Nuestro viaje a la Cólquide está doblemente racionalizado: por una parte no creemos en el vellón de oro, sino en un pergamino con una receta o proceso alquímico inoperante; por otra parte, siguiendo el mito, actualmente en la Cólquide no hay nada: Jasón se llevó de allí el tal pergamino y el dragón no nos interesa por sí mismo. Por tanto nuestra aventura hacia la Cólquide está centrada solo en reconstruir el trayecto y como sortear los mil escollos del río Océano, sin el apoyo de un equipo de héroes generosos (lo contrario de envidioso), sin subir a ninguna nave hecha con una madera parlanchina guiada por un experto piloto: solo centrados en la lectura de la obra un punto retórica de Apolonio de Rodas, y en otros datos sueltos complementarios. 

  2/4. Provisiones.

  Todo exige un método, tanto más riguroso cuanto más complicado es el objetivo. Vamos, pues, a presentar nuestros criterios básicos para entender la alquimia.  

  Un objetivo primario de la alquimia, es sin duda la fabricación artificial de plata y oro; para lograrlo se han escrito multitud de recetas y algunos procesos.

  Sí, - nos dicen muchos alquimistas - pero los datos están descritos de manera encubierta.

  Sí, lo dicen, pero no puede admitirse como cierto: hay muchos escritos en lenguaje claro. Una cuestión diferente es si el lector tiene los conocimientos y medios adecuados para ponerlos en práctica.

  Todo o gran parte -siguen diciendo una cierta tendencia alquímica - de lo escrito en lenguaje claro es falso. Si se sigue al pie de la letra el final será el fracaso.

  En eso estamos de acuerdo. Pero desde nuestra posición, no solo si se siguen literalmente las recetas y procesos escritos en lenguaje claro u oscuro: cualquier intento de fabricar oro o plata reales termina en fracaso.

   Entonces: ¿Qué es la alquimia para nosotros?

  Sencillamente: las explicaciones que los alquimistas dan para fabricar plata y oro.

  Asumido esto, podemos interesarnos por la alquimia como tantas personas se interesan por la filosofía, la música, la pintura, sin pretensiones de llegar a ser filósofos, ni músicos ni pintores: como un hecho cultural, en definitiva.

  El objeto de los que se interesan por la alquimia tiene su mayor fuente de datos en la literatura alquímica, es decir, la escrita por alquimistas. Si se conoce algún alquimista, evidentemente sus puntos de vista comunicados verbalmente tendría valor para entender lo que hace o un aspecto de la alquimia actual.

  Pero el interés mayor está en la literatura alquímica. Esta, como cualquier literatura, puede ser analizada desde muchos enfoques, que, naturalmente, no se excluyen entre sí. Nuestra área de interés está centrada en la comprensión de textos en sus contextos, siguiendo una metodología de carácter académico, cuyos criterios son:

   1. Fuentes primarias. Si nuestro objetivo es entender los textos, es evidente que no podemos prescindir de ellos.

   2. Diacronía.  

  La interpretación sincrónica, propia del ocultismo y de Jung y su escuela, falsea totalmente la compresión de los textos.

  Podría hacerse como entretenimiento, pero carecería de valor histórico interpretar pasajes oscuros de la Ilíada a la luz del Cantar del Mío Cid. Algo similar, pero más grave, ocurre cuando se interpreta un relieve no alquímico de mediados del siglo XII según un pasaje de una obra alquímica del siglo XVI:  esa interpretación no tiene por qué carecer de interés en otros aspectos, pero es doblemente falsa en el histórico.   

  Otro ejemplo. El Libro de Artephius se presenta como una obra árabe. Si lo fuera, tendríamos que analizar su antimonio según un contexto árabe siquiera sea aproximado, por ejemplo, el kuhul de la Turba. Pero si detectamos que tiene un préstamo casi literal de una obra de hacia 1570, ese antimonio adquiere un cariz paracelsista que aumenta cuanto más nos acercamos a 1612, fecha de publicación.

 3. Contextualidad.

  Contextos hay de varios tipos, aquí nos referimos al literario. El contexto más claro e inmediato es la propia obra, luego obras de la misma temática contemporáneas y anteriores.

  Si se detecta que la obra está está influenciada o se basan en elementos de otras áreas culturales, como la filosofía, la religión o la mitología, estas pueden ser consideradas también contexto. Pero aquí la crítica debe ser muy rigurosa y atenerse a los datos explícitos de la obra analizada. Un ejemplo importante es el de la mitología: Si un texto menciona a la hija Saturno, es evidente que necesitamos pasar al área de la mitología para obtener datos mitológicos acerca de esa hija. Pero si se encuentra que Saturno no tuvo una sola hija, sino varias, seguir indagando a cuál de ellas se podría referir el autor, sería salirse de contexto. Algo similar pasa con las muy famosas palomas de Diana. Puede ayudar a la comprensión conocer cual es la relación mitológica entre Diana y las palomas, pero si es inexistente, como es el caso, la mitología deja de servir de contexto. Sin duda se puede averiguar que las palomas estaban consagradas a Venus y a partir de ese hecho elaborar mil especulaciones, cuya presenta utilidad para entender el símbolo que se analiza, es imposible de verificar: el enigma a resolver son las palomas de Diana, no las de Venus.

  Aunque es casi de norma la consulta del contexto alquímico mediato, el de obras contemporáneas o anteriores, el peligro de un uso descontextualizado es semejante al anterior pero mucho más crítico, de manera que es muy fácil suplir lo que la obra omite con los datos de su fuente.  Es decir, la afirmación de que un libro abre otro libro, es más falso que verdadero.  


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