miércoles, 15 de febrero de 2023

Camino de la Cólquide. (3/4).


  Camino de la Cólquide. (3/4). Sorteando escollos mal que bien.

   Es preciso tener asumido que nadie nunca entenderá ningún texto tal como lo entendía su autor y que debemos contentarnos con una comprensión aproximada ajustada a los criterios analíticos. Se puede, por tanto, entender un texto sin conocer el origen de los símbolos ni identificar las sustancias simbolizadas.

  Volvamos al ejemplo de las palomas de Diana. El símbolo fue creado por Filaletes, es decir, hacia el final de la producción literaria alquímica, pero no  lo creó a parti de cero: su fuente inmediata fue Arcanum hermeticae philosophiae atribuido a D’Espagnet, quien escribió, aludiendo al mito del vellocino:

  42. In philosophica mercurii sublimatione sive praeparatione prima, Herculeus labor operanti incumbit, nam sine Alcide expeditionem Colchicam frustra tentasset Jason.

Alter inauratam noto de vertice pellem

principium velut ostendit, quod sumere possis;

alter onus quantum subeas.

  Limen enim a cornupetis belluis custoditur, quae temere accedentes non

sine dispendio arcent. Earum ferocitatem sola Dianae insignia et

Veneris columbae mulcebunt, si te fata vocant.

  (En la sublimación filosófica del mercurio o primera preparación, el operador se enfrenta a un trabajo de Hércules, pues sin el alcida, Jasón hubiera intentado en vano la expedición a la Cólquide.

Uno muestra la piel dorada en la altura conocida,

como objetivo que podría alcanzar;

el otro muestra el enorme peso a sobrellevar.

  En efecto la entrada está custodiada por bestias cornúpetas que rechazarán no sin pago a los que acceden temerariamente. Solo las insignias de Diana y las palomas de Venus suavizarán su ferocidad, si los destinos te llaman.)

   No hay que perder de vista que D’Espagnet dijo tratar la sublimación del mercurio a la que llama primera operación. Si bien la consideró un trabajo hercúleo, no la puso en relación con ninguna de las intervenciones de Hércules en el mito. A continuación pasó a mencionar unas bestias cornúpetas en la entrada. Estas bestias, toros presumiblemente, no aparecen en el mito, por tanto hay que pensar que D’Espagnet lo abandonó aquí para crear su propia imagen de unas furiosas bestias, que no fueron sometidas por Hercules, sino por Diana y Venus.

  En el siglo XVI la sublimación del mercurio era presentada, en general, como extremadamente difícil, pero nunca peligrosa. ¿Como hay que interpretar aquí el dispendio, como gasto, que era lo usual y lo que se encuentra en los diccionarios, o como perjuicio o daño personal, que es lo que se esperaría de unos toros salvajes?  Este significado, al que nos inclinamos por el contexto, también podría entenderse en la traducción francesa de 1651:

   L‘entrée en est gardée par des bestes à cornes furieuses, qui en escartent, non sans dommage, ceux qui s’en approchent temerairement. 

   En su sublimación del mercurio, para superar la dificultad de amalgamar régulo y mercurio,  Filaletes escribió (Introitus, c. 6):

   Esto hic tibi Diana propitia, quae feras domare novit, cuius binae columbae (quae sine alis volitantes repertae sunt in nemoribus nymphae Veneris) pennis suis aëris malignitatem temperabunt.

  Hay dos diferencias a destacar respecto a D’Espagnet:

  1. Aquí las palomas son de Diana, no de Venus, que es lo correcto en la mitología. ¿Se debe a un error del autor, a una jugada de la memoria, o fue una transposición querida? Imposible saberlo.

  2. Las palomas no intervienen reduciendo la violencia de la operación, sino la malignidad del régulo, causada por un pretendido azufre arsenical.

   Venus no era una ninfa residente en bosques, sino una diosa con su estancia en el Olimpo, El inventado bosque de Venus podría provenir de una equiparación palomas de Diana = plata / bosque de Venus = cobre, aunque la siguiente cita no parece abonar esa equiparación, ya que el bosque vuelve a Diana, su verdadera dueña mitológica.

  [Cap. 7] Sunt tamen in sylva Dianae binae columbae, quae rabiem suam insanam mulcent (si arte Veneris nymphae sunt applicatae) tunc ne hydrophobiae recidivam patiatur, aquis submergas, in iisque pereat

    Aquí hay que señalar que rabia, referido al régulo, no tiene connotación de ferocidad, al menos no según el contexto, como en D’Espagnet referido a las bestias, aunque Filaletes usó expresamente la misma palabra  (mulcere).

  Por lo demás, no es descartable que esas circunlocuciones de Venus designaran al cobre:

   [Cap. 14] Notificavimus insuper, quod difficilis sit mercurii philosophici praeparatio, cujus praecipuus nodus est inventio columbarum Dianae, quae in aeternis Veneris amplexibus involutae sunt.

   En general los autores que se refieren a esta sustancias no hacen intervenir a Venus, solo las palomas. Este es el caso de Le mystère: 

   Colombes de Diane, autre énigme désespérante, sous laquelle la spiritualisation et la sublimation du mercure philosophal sont cachées.

   Lo poco que dijo aquí Fulcanelli fue que las palomas intervenían en la sublimación del mercurio, por tanto aparentemente se refería a la misma sustancia y le daba el mismo uso que Filaletes. Pero, visto desde Les demeures, nada más lejos: Filaletes usa mercurio-Hg y Fulcanelli no. Para Fulcanelli ese mercurio sublimado (él le suele llamar disolvente) se obtiene en una operación equivalente a la del régulo marcial en Filaletes, lo que viene a quedar químicamente en lo siguiente: las palomas de Diana en su inventor es la plata en la amalgama régulo-mercurio; en Fulcanelli, son dos sales, llamadas en otros lugares fuego secreto, que intervienen en la elaboración de su mercurio primero o disolvente.

  El texto de Filaletes en la traducción de Texeda es el siguiente:

 « Tomese de nuestro dragon igneo, que en su vientre tiene oculto el magico azero, partes quatro, de nuestra piedra imàn partes nueve,mezclalo juntamente por Vulcano tostado, ò fuego fuerte, en forma de agua mineral, sobre la qual nadarà una espuma que se ha de arrojar. La cabeza apartala, saca el grano. Purgalo tercera vez por fuego y sal, lo que se hara facilmente si Saturno en el espejo de Marte mirare su forma.»

  ¿Podríamos entender que las sales de este proceso son las mismas que las sales-palomas de Fulcanelli, y que por consiguiente las palomas de Filaletes no son la plata, sino estas sales? No es una cuestión de verdad o mentira, de posble o imposible, sino de datos: en Filaletes no hay datos que permitan hacer esta deducción especulativa.

  El análisis anterior se basa en unos supuestos tomados de Le mystère y Les demeures, pero aquí plantearemos un problema antes dejado de lado: el de la autoría y las atribuciones. Para la Edad Media, hay que tener una seguridad, que nunca se tiene, de que dos obras atribuidas a un mismo autor son efectivamente de un mismo autor. Esto cambió generalmente para las obras escritas tras el uso generalizado de la imprenta, pero no tanto como para que la antigua práctica seudepigráfica desapareciera totalmente. Así, se puede estar seguro de que la extensa obra publicada a nombre de Maier era de Maier, pero, ¿y la de Sendivogio? De Paracelso, por ejemplo, ninguna obra alquímica es auténtica. ¿Y las atribuidas a Basilius Valentinus? Discernir cuáles sí y cuáles no, es un problema añadido

  Este problema afecta a las dos obras de Fulcanelli: ¿Pueden considerarse una unidad literaria?  La pregunta surge porque el uso del símbolo de las palomas difiere de una obra a la otra. Esto inclinaría a considerarlas doctrinalmente diferentes, pero el uso de un mismo símbolo en operaciones diferentes se da continuamente dentro de Le muystère y hay que considerarlo como una de sus maneras de emarañar la exposición. 

  A propósito de un arteson de Dampierre representando dos palomas, escribió en Les demeures:

   Les deux oiseaux composants le sujet de notre bas-relief représentent ces fameuses Colombes de Diane, objet du désespoir de tant de chercheurs, et célèbre énigme qu’imagina Philalèthe pour recouvrir l’artifice du double

mercure des sages. En proposant à la sagacité des aspirants cette obscure allégorie, le grand Adepte ne s’est point étendu sur l’origine de ces oiseaux ; il enseigne seulement, de la façon la plus brève, que « les Colombes de Diane sont enveloppées inséparablement dans les embrassements éternels de Vénus ».

   Or, les alchimistes anciens plaçaient sous la protection de Diane « aux cornes lunaires » ce premier mercure dont nous avons maintes fois parlé sous le nom de dissolvant universel. Sa blancheur, son éclat argentin lui valurent aussi l’épithète de Lune des Philosophes et de Mère de la pierre ; c’est dans ce sens qu’Hermès l’entend lorsqu’il dit, en parlant de l'OEuvre : « Le Soleil est son père et la Lune sa mère. »

  Limojon de Saint-Didier, pour aider l’investigateur à déchiffrer l’énigme, écrit dans l’Entretien d’Eudoxe et de Pyrophile : « Considérez enfin par quels moyens Geber enseigne de faire les sublimations requises à cet art ; pour moy, je ne puis faire davantage que de faire le même souhait qu’a fait un autre philosophe : Sidera Veneris, et corniculata Dianae tibi propitia sunto. »

   On peut donc envisager les Colombes de Diane comme deux parties de mercure dissolvant, – les deux pointes du croissant lunaire, – contre une de Vénus, laquelle doit tenir étroitement embrassées ses colombes favorites. La

correspondance se trouve confirmée par la double qualité, volatile et aérienne, du mercure initial dont l’emblème a toujours été pris parmi les oiseaux, et par la matière même d’où provient le mercure, terre rocailleuse, chaotique, stérile sur laquelle les colombes se reposent.

  Aunque menos que el relieve de la catedral, también es anacrónico de un siglo. explicar un artesón de Dampierre por la obra de Filaletes.

  Hemos visto que en la obra anterior las palomas velaban la sublimación del mercurio. Aquí se refieren al artificio del doble mercurio.

  La designación doble mercurio aparece una vez en Le mystère, pero en una cita de Lenglet Dufresnoy. Pero en Les demeures es una de las grandes innovaciones respecto a Le mystère. Su aparición es continua, en general con el nombre claro de segundo mercurio, diferente al primero, llamado a menudo disolvente; también con el mucho menos claro de mercurio filosófico, diferente al mercurio común, otro de los muchos nombres del disolvente, que es el único mercurio filosófico en Le mystère.

  Lo que importa ahora es señalar que ambos mercurios son dos sustancias diferentes que interactúan con otras dos (llamadas azufres, por ejemplo) diferentes, pero cuyas operaciones son similares. Vistas desde un analogía tomada del propio libro, son dos uniones matrimoniales sucesivas:

 1º : Mercurio primero (disolvente, etc), unido a un metal, genera el azufre metálico.

 2º: Este azufre metálico unido al mercurio segundo (o doble), genera otro azufre, que es el primer estadio de la piedra filosofal.

   Desde mediados del siglo XVI, aparece en varias obras principales la declaración de que los autores antiguos callaron la existencia del verdadero disolvente (un nombre frecuente era el de agua mercurial o simplemente agua, sin abandonar el tradicional de mercurio), imprescindible para la obra, y que movidos a compasión ante los fracasos, son ellos los que revelan ahora su existencia, aunque dejándole a Dios la revelación de su elaboración.  De forma similar, a principios del siglo XX Fulcanelli desveló en Les demeures la existencia de este segundo mercurio, obstinadamente callado por los autores anteriores.

  En los lugares donde trató de su necesidad, Fulcanelli no dio datos que permitieran entrever su elaboración. Es en el anterior pasaje citado donde dio más datos: dos partes de disolvente o mercurio primero, las dos palomas, y una de Venus.

  Hemos dicho que este mercurio segundo no aparece en Le mystère y que uno de sus nombre en Les demeures es mercurio filosófico. En ambas obras, un nombre corriente para el azufre metálico ya extraído es el de oro filosófico o simplemente oro. Según Le mystère, el compuesto preparado para la cocción final es una « amalgame d’or et de mercure philosophiques». Si se admite que ambas obras son del mismo autor: ¿Debería entenderse y admitirse que en algunos pasajes de Le mystère la designación merecurio filosófico se refiere al mercurio segundo o doble?

  Se puede ir también en dirección contraria. Hhemos comentado que en Le mystère solo hay una aparición de la designación mercurio doble, en una cita que trata de la vía seca o rápida.  ¿Se puede entender entonces que, en Les demueres, el mercurio doble es una variante solo de la via seca?

    La comprensión de los textos mejora con un cierto trabajo filológico. Una de sus tareas es detectar errores en el texto, tipo saltos, omisiones, palabras corruptas, texto desordenado, intervenciones de copistas o editores, etc. A veces, pocas, se puede intuir, pero no es posible averiguar la lectura mejorada sin una mínima crítica textual, normalmente inexistente excepto para las ediciones eruditas. 

  Obsérvese el siguiente pasaje de la traducción anterior de Texeda y compárese con la traducción de J. Peradejordi y P. Reguant (1979) y la primera edición en latín:

mezclalo juntamente por Vulcano tostado, ò fuego fuerte

mézclalas con la ayuda del tórrido Vulcano

misce simul per Vulcanum torridum

  Texeda ha dado primero una traducción errónea (tostado). Buena parte de la alquimia está basada en la búsqueda de interpretaciones para errores de este tipo. Luego ha añadido su propia interpretación (o fuego fuerte), que será cierta o no, pero no está en Filaletes.

 La cabeza apartala, saca el grano

Rechaza la cáscara y escoge el núcleo

Testam repudia nucleumque selige 

   La traducción testa por cabeza crea otro problema de interpretación similar.

  Sin el texto original, las traducciones de nucleum plantean la cuestión de si una es mejor que otra. La traducción grano tiene una tradición alquímica muy rica, mientra que la de núcleo carece de ella, pero Filaletes es tardío y no puede desecharse. Una opción sería leerla en latín (o inglés kernel, que en la época tenía la misma polisemia) y explorar todas sus posibilidades.


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